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26 abril 2018

"La soledad del corredor de fondo" de Allan Sillitoe: Look back in anger


"La soledad del corredor de fondo"  ("The loneliness of the long-distance runner") es un libro de relatos de Allan Sillitoe, publicado en 1959. También se hizo una película en 1962.


Sillitoe pertenece a los "angry young men" (jóvenes cabreados), un grupo de escritores de los anios 50, a los que no gustaba esa etiqueta.  Entre ellos están también Kingsley Amis, John Osborne. Dicen que el nombre viene de la promoción de la obra de teatro de este último "Look back in anger" (1956). [Divague: cómo me gusta ese título, "mira hacia atrás con ira"... seguro que inspiró a los Oasis para su "Don't look back in anger", una canción que también me encanta). Cierro paréntesis]. Por qué estaban furiosos estos chavales? dicen que estaban desilusionados con la sociedad británica tradicional. [Más divague: a veces me planteo el porqué de ese demesdido culto por lo "tradicional", mantener las  costumbres, incluso cuando en gran parte son basura (o cuando miras alojamiento de vacaciones y dicen "casa tradicional-suele ser un chamizo). En mi libro de filosofía pop he conocido a Jurgen Habermas, que dice "la sociedad depende de la crítica de sus propias tradiciones. Porque las tradiciones no son necesariamente en el interés de los individuos, y hemos de ser capaces de cuestionarlas, razonando en la esfera pública para construir consenso, que traiga cambio y así haga más fuerte a la sociedad".  Me tranquiliza que no soy la única iconoclasta del barrio.]



En "La soledad del corredor de fondo", Sillitoe nos cuenta la historia de un adolescente pobre de Nottingham (de donde era Sillitoe) que está en un centro de detención de menores delincuentes (lo que antes aquí se llamaba Borstal) de esos cuya filosofía es "reintegrar en la sociedad". Ya saben: educar, en lugar de castigar, para que estos chavales volvieran al camino adecuado. Talleres de carpintería, punto de cruz, algo de gimnasia, tal vez terapia y voilá! Los jóvenes delincuentes ya están listos para salir amando a la vida y a la sociedad porque, total, por qué estaban en borstal? Por el pecado de ser haber nacido en una "familia desfavorecida". Esto era así en la época que se escribió este libro, y lo sigue siendo: mayoritariamente las cárceles están llenas de pobres. Y si el país es multicultural, de pobres negros. 

En el particular reformatorio que está nuestro protagonista, los directores y demás chusma quieren que los chavales corran para que ganen nosequé trofeo que dará mayor gloria al establecimiento, "queremos trabajo duro honesto, y queremos buenos atletas".. Y es que nuestro héroe es muy bueno corriendo-comienza el libro con la broma "en mi familia lo somos, especialmente escapando de la policía".  Pero nuestro chico tiene una rebeldía y una ira tal que les da un corte de mangas desde la primera línea. Esto es lo que más me ha gustado del relato, su tono eminentemente anárquico, desafiante, oposicional. A la mierda todos. 

A la mierda el ejército también: "me querrán meter en el ejército, los cabrones... pero cual es la diferencia entre el ejército y la cárcel?". Me encanta el profundo antimilitarismo del libro. "Mandándome al reformatorio me han enseniado el cuchillo, y ahora sé que hay guerra entre ellos y yo. Sé cuales son mis enemigos y cual es la guerra" Me encanta que en el fondo está hablando de la lucha de clases: a él le da igual que tiren bombas, las guerras del gobierno no son la suya, y nunca irá a luchar por su patria o los valores de la sociedad bien-pensante que quiere que se reforme. No, él tiene su propia guerra, nació en su propia guerra. 

A la mierda los carceleros, a los que considera muertos, en contraste con él, que está vivo: ellos no podría correr ni la quinta parte de lo que corre él, colapsarían. Están muertos. Son tipos así que tienen la voz cantante sobre chavales como él... y él prefiere pasarse toda la vida en la cuerda floja que ser un muerto viviente como ellos. Tal vez cuando llevas la voz cantante sobre otros es cuando empiezas a estar muerto."Sed honestos", dijo el director un día, y a él le sonó como "Estad muertos, como yo". "Sed honestos en un trabajo de £6 como yo"

“Don't let the bastards get you down.”  

Y para terminar, lo que encuentro fascinante del relato es cómo el protagonista nos lleva de la mano sobre la experiencia de correr. Y esto lo escribe alguien que no le gusta correr resistencia, y que no puede entender la fiebre que aqueja a muchos de sus amigos, conocidos, y vecinos, a juzgar por cómo está el parque de delante de casa: siempre hay alguien corriendo. Pues bien: leyendo el relato me llegué plantear intentar correr, una vez más, probar a ver si por fin me daba esa mística o esa droga que a buen seguro son las endorfinas que los tienen a todos enganchados-pero que a mí no me llegan, tal vez porque no me expongo el suficiente rato al dolor. (Lo volví a intentar. Un día. No es mi momento)

Lo primero, hay que tener en cuenta que esto fue escrito en 1959, cuando ninguna tontuna del correr existía. En aquella época yo no había nacido, pero en los 70 yo solo conocía que corriera a mi padre en vacaciones en Bellver, que se iba pronto a la montana con un chándal azul marino con rayas laterales, como el de Di Stefano (mi primo). Pues bien, ya en 1953 Sillitoe pone en boca de un chaval de reformatorio conceptos como lo que se piensa cuando uno corre ("el discurrir" del paseante, pero a más velocidad). Sillitoe es un visionario. 

El chaval nos cuenta cómo los cabrones de los carceleros podrán leer su comportamiento, pero no su mente, que se desata al correr. Ese correr que es "50 veces mejor que beber". Habla de momentos mágicos corriendo en los que la mente se le queda en blanco, no hay un solo pensamiento, o palabra o imagen en su mente, está vacía. 

"I'm the only one in this running bussiness with this system of forgetting that I'm running because I am too busy thinking".

Y cree que pensar profundamente es tonto, porque te lleva a ningún sitio, pero correr por la maniana temprano es como "una pequenia vida"

"If any of you want tips about running, never be in a hurry, and never let any of the other runners know you are in a hurry even if you are... I ran to a steady jog-trot rhythm, and soon it was so smooth that I forgot I was running, and I was hardly able to know that my legs were lifting and falling and my arms going in and out, and my lungs didn't seem to be working at all, and my heart stopped that wicked thumping I always get at the beginning of a run. Because you see I never race at all; I just run, and somehow I know that if I forget I'm racing and only jog-trot along until I don't know I'm running I always win the race... I was in my element that afternoon knowing that nobody could beat me at running but intending to beat myself before the day was over". 

Si quieres consejos para correr, no vayas con prisa. No compitas, solo corre. Y cosas así, que supongo servirán para forrar las paredes de algunos fanáticos del correr. Pero lo mejor es cómo nuestro chico cierra el tema, cómo se rebela, boicotea, jode. Y rechaza ganar su carrera, la del director. 


Rechazando ganar no solo les ensenia el dedo del centro al director del borstal y los demás encorbatados, sino que les ensenia cómo sus carreras nunca tienen un ganador aunque haya un tipo que llegue el primero. 

Porque el prota, como Sillitoe, está cabreado. Y tiene demasiadas razones para "look back in anger" (I heard you say).






4 comentarios:

  1. Ohhhh. Tres veces vi esa peli cuando la estrenaron. Años después, leí el lbro.

    (viene a casa un amigo). Mañana seguiré, entrando al tema.

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  2. Oh NáN< sí, dinos... yo no he visto la peli pero debe ser famosa. El libro me ha gustado mucho... como he dicho, el sentimiento q lo recorre es uno muy apropriado para el día de hoy: RABIA

    muxus

    di

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  3. Aprendimos que el fracaso es un concepto absoluto.
    Si la cagas, la cagas.
    Con el tiempo te das cuenta que el fracaso es en realidad un concepto muy, pero que muy relativo.
    Un día observas una carrera de 1.500 m., la Reina del medio fondo.
    Un señor de Albacete se la pega en la segunda curva. Cae sobre la pista y se desolla el muslo.
    El muy cabrón se vuelve a levantar, dolorido hasta las trancas y reanuda la carrera sin ninguna oportunidad de estar en sus marcas y mucho menos de ganar.
    La carrera acaba. Gana un medio fondista que promete.
    Y a las mil y una llega atrasado el señor de Albacete.
    ...
    Terminada la competición vuelves a casa. Esa noche, cuando te acuestas, repasas mentalmente las imágenes del día.
    Ya no recuerdas al pollito que ganó la carrera. Te surge poderosa la imagen del albaceteño.
    Cuando se trastabilla y se mete un guá impresionante contra el suelo.
    Cuando se toca el muslo dolorido.
    Pero sobre todo se te queda en las meninges occipitales la imagen de cuando se levanta hecho fosfatina y reemprende la carrera.
    ...
    Y entiendes que todos somos un señor de Albacete que se cae en la segunda curva.
    Y que volver a levantarse es la única opción digna.
    Y por eso lo recuerdas.
    Porque vivimos de caídas, emociones y redenciones.

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  4. Gracias DRIVER, me ha gustado lo de q el fracaso es relativo... yo tengo un compa q fue a Cambridge y terminó con un 1st (el mayor grado)... vive frustrado pq su trabajo es, para lo q él esperaba, una mierda. Yo fui a la Univestusta y no me puedo creer la suerte q he tenido estando en este trabajo... distintas apreciaciones...

    El otro día alguien recordó la frase de Yoda en Star Wars "Hazlo o no lo hagas; no lo intentes"... supongo q es disitnto de la filosofia de "al menos lo has intentado", claro q siendo un Jedi, igual hay otros princpios... :)

    muxus

    di

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