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16 abril 2017

Boom! El Aurora anuncia el asalto al Palacio de Invierno (R9)

Domingo (de Gloria), 16 de Abril de 2017


Dijo Fashion el otro día, cuando sometí a toda la familia al palizón de fotos de Rusia en la pantalla de la tele, que "el día de la universidad fue el peor del viaje". No. Lo siento: el peor fue este, el día del Mercado de Uldenaya, uno de los "rastros" más grandes del mundo, y donde pasé uno de los fríos más horrorosos-incluimos la Laguna Colorada. 

Hay que ir en metro, y se llega a una especie de desolación, al norte de la ciudad, atravesada por vías y, según dicen, cercana de un manicomio local. 



Para entender cómo acabamos en Uldenaya, hay que conocer a Parras, el Kuñao que "fríe huevos fritos". Mi Ku es, a decir de mi hermana, mi alma gemela en algunos aspectos. Uno de ellos es nuestro afán reciclador y anticonsumo (a ver, pónganlo entre comillas, lo sé, me flagelo: consumo). La diferencia entre nosotros es que él es muy habilidoso y de un palet de Tesco te hace un zapatero, e igual diseña en el ordenador que se baja al suelo a construir lo que sea. Le encantan las basuras, y cuando paseamos por las ciudades y ve un grupo de enseres (fómites, para mi hermana), escanea a ver qué se podría llevar para arreglar. Creo que hasta una vez se hizo con unos esquíes de aquellos de madera tipo Tintín. Así que hay que entenderlo: yo planeé Moscú, pero él ha sido nuestro guía de Leningrado y ha decidido que un mercado de las pulgas es el mejor lugar para pasar un domingo matinal. 

En su defensa diré que, para el fotógrafo del detalle, esto es un festival: hay absolutamente de todo, de todas las épocas. Antiguedades pre-revolucionarias, parafernalia militar de las dos grandes guerras, objetos kitsch,  monedas, pins, ropa vintage... bueno, tantas cosas que lo mejor será que el divague de esta mañana sea fotográfico:




Mi primer cassette!!! Con la funda y todo!!
Dejamos el mercado en hipotermia severa. Nos volvemos medio locos buscando, no sé, una hoguera, lo que sea. Por fin encontramos una extraña panadería donde nos hacemos fuertes en una esquina. Hay otros españoles incautos que también han acabado allí! Qué pasa, que hay más kuñaos sueltos!? No, a estos les ha llevado la guía! Breve reflexión sobre el perfil del turista: hemos encontrado comparativamente bastantes españoles e italianos. Dónde están los ingleses, los alemanes, siempre presentes en todos los sitios? Qué tiene Rusia que atrae a los mediterráneos? 

Por la tarde nos dedicamos a pasear por la isla de enfrente del Hermitage, y aunque ando perdida de dónde llegamos, las fotos en el metro, espectaculares:









Caminamos tal vez por Petrogradsky Distrikt? Qui lo sá... solo sé que pasamos tal vez por la Facultad de Medicina, por una trasera con las estalagmitas mayores de hielo ever, que paramos en el ritual supermercado para la auditoría Els Nens...












Y, por fin terminamos en el mítico Aurora, desde donde, a las 21:45 del 25 October 1917 un disparo señaló el asalto al Palacio de Invierno. 





Esta noche en el apartamento se trata de "la Guerra de los Arroces". Dos kuñados se enfrentan por los respetos y los honores de la famiglia sobre la perfecta ejecución del arroz. Hoy toca despliegue Parras, que hace... un arrocito... bueeeeno, un arrocito que no recuerdo ya ni la salsa. Solo que la traidora de Mini suelta -para hacer la gracia, sin gracia- "que el arroz que le hacen comer sus padres en Londinium no le gusta". Cría cuervos!!!

Aún así, dejamos que nos haga su espectáculo nocturno (hi guys!) y luego su tío le hace miedo... os es verdaderamente el fantasma de la Revolución que se infiltra en el dormitorio Arnolfini?




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